Amor Real.
Te lo advierto, esta historia es solo para mentes abiertas o almas que hayan experimentado el amor real, ese que va más allá de la piel, pero al mismo tiempo, se basa en ella.
La forma en la que vivo mi vida comenzó desde muy temprano, a mis dieciséis años ya mis hormonas estaban tan activas como las de una mujer de veinte, esto no es extraño lo diferente fue lo que viví.
Mi hermano mayor me llevaba dos años de diferencia y yo soy una chica sociable, así que siempre me lleve bien con sus amigos, pero había alguien especial entre ellos, un joven con unos ojos intensos que me erizaba la piel cada vez que clavaba su mirada en mi.
Recuerdo aquella noche como si hubiese sido ayer, el baile escolar, último año de mi hermano y sus amigos, y ahí estaba yo, una adolescente común incapaz de pedir lo que quería pero, con unos ojos que hablaban por sí solos.
Bailaba con mis amigas, cuando de repente siento la presencia de alguien detrás de mí, levanté la vista y las chicas me miraban con picardía, así que voltee a mirarlo con una sonrisa tímida, allí estaba él, con su traje a la medida, sonrisa seductora, perfume encantador y esa mirada, tan suya con la que mi cuerpo se derretía sin permiso.
No necesitábamos las palabras para comunicarnos, nuestras miradas cómplices se comunicaban entre sí…
Así que tomó mi brazo y me halo con carácter apartándome de mi grupo, cuando llegamos al centro del salón me tomo por la cintura para bailar, yo solo lo seguía, no tenía agallas para entablar conversación, su olor, su altura y el hecho de tenerlo lejos de mi hermano no me permitía pensar en las consecuencias ni cuestionarme nada, solo disfrutar de ese instante que parecía irreal.
De un momento a otro sus labios estaban sobre los míos, tibios, suaves.
Su mano sostenía mi nuca mientras la otra se paseaba desde mi cintura muy suave hacia abajo dejando un camino de sensaciones que recorrían mi cuerpo, yo me abrazaba a su espalda ancha y no podía detenerlo, no quería.
Él se apartó de mí y me guiño el ojo, volvió a tomarme la mano y me llevó fuera del salón, sentí frío al no saber que pasaría y un vuelco en mi estómago apareció, pero mis piernas no se detenían.
La brisa de la noche y la luna me mostró que nos dirigíamos a su auto, mire a todos lados, nerviosa de que pudieran verme huyendo con él, pero igual subí.
“Te voy a llevar a mi lugar favorito” Me dijo antes de encender el auto y ponerlo en marcha, con una mano conducía y con la otra iba acariciando mi pierna, cada vez que podía volteaba a mirarme los ojos, como si quisiera cerciorarse de que yo estaba bien, y lo estaba.
Mis niveles de adrenalina no cabían en mi cuerpo y ni hablemos de mis niveles de deseo por él.
Llegamos a un mirador olvidado por la ciudad, me dijo que le gustaba ir allí cuando necesitaba estar solo, mientras sacaba una manta de su maletero que puso sobre el pasto.
Nos sentamos juntos a ver las luces de la ciudad, una sensación indescriptible recorría mi cuerpo y el frío nos empujaba a acercarnos cada vez más hasta que nos rozamos, sin demasiadas palabras volvió a besarme, justo lo que estaba esperando, esta vez su lengua fue más curiosa, esta vez sus manos rebuscaron más en mi cuerpo, esta vez todos lo poros de mi cuerpo se erizaron y los latidos de mi corazón sonaban con fuerza.
Se impuso sobre mi hasta quedar acostada y mi cuerpo reaccionaba sin pensar, deseosa de él lo abrazaba, mis dedos rebuscaban su piel bajo la ropa al tiempo que disfrutaba del aroma de su cuello.
“Me encantan tus pies” Lo oí susurrar antes de que bajara recorriendo mi cuerpo con besos, acaricio mis piernas y llego a mis pies, los examinó con sus vitales ojos, los besó de regreso y en el camino se topó con el final de mi vestido, clavó su mirada en mis ojos buscando consentimiento y mi boca abierta respondió por mi.
Con sus manos escurridizas comenzó a levantar mi vestido, dejando un cosquilleo justo donde tocaba mi muslo, descubrió por completo mi sexo que se escondía bajo una bonita lencería blanca, sus labios marcaban el camino húmedo a mis orgasmos y con esa pasión me deje llevar por lo que restaba de noche.
Su cuerpo cálido compensó el frío de la madrugada, sus besos ricos aplaudían mi travesura y sus manos, tan expertas, aliviaban el deber de enfrentarme a mi hermano en cuanto todo volviera a la normalidad. Los rayos de sol me hicieron fuerte y su piel desnuda me hizo amarlo.
Es que las almas gemelas no entienden de edad, la forma de expresar amor no entiende de paradigmas, el cuerpo es el medio por el que dejamos sentir a nuestro espíritu, no debemos privarlo del amor ni de demostrar lo que se quiere. Él y yo seguimos juntos desde entonces, demostrándonos la libertad que nuestro cuerpo requiere.
Fin.
Cuéntame aquí abajo si te gustó este relato. Y si quieres entretenerte con otro aquí tengo más para ti. Besos.
Me encantó, más historias así por favor! Recomendado!!!
Genial!! Vienen más…
Waooooo! Que profundo y real ¡Me encanto!
Wao que profundo y real!! Me encanto ❤️
Me hace feliz que te encante
Me gustó la narración, muy sendual sin ser vulgar, muy joven, muy tierns, candia
Genial Carla deja abierta la imaginación…
Me transporte a mi primer amor donde se vivio ese amor 100% inocente y a mi segundo y gran amor por todo lo que se puede sentir por la persona que esta destinada a ser más que tú otra mitad. Una historia muy real.
Me remonte a mi primer amor, 100% inocente y a mi segundo y gran amor el hombre que el destino me tenía diseñado como más que mi otra mitad.