El Hoy de Clarissa.
Un día desperté y vi la vida con otro matiz, saboree el café un poco más dulce y me sentí libre, conectada hasta con los poros de mi piel que se tensaban por la brisa fría que se colaba por la ventana a las seis de la mañana.
El sol apenas rasguñaba el horizonte y todo estaba tranquilo, el silencio abrumador me llenó de paz, y el calor en mis manos que provenía de la taza me trajo de vuelta, a la realidad, esa mezcla de pasado y presente que cargamos a todos lados y donde la expectativa del futuro no puede faltar.
Recordé el hueco frío que me dejó la traición en el pecho y la libertad se esfumó, porque cuando dependes del pasado eres un esclavo, del dolor, del miedo y de los demás.
Sé lo que estás pensando pero, en realidad hay mil formas de traición, la de un hermano, la de un amigo, la de tus propios hijos, la de un estafador, la de un negocio, la de un amor, la de la vida y la tuya misma.
De todas estas, la más dura es la que vives en carne propia…
Porque cuando nos aferramos con fuerza a las expectativas de un futuro soñado lo único que conseguimos es lastimarnos.
Y empezamos a herirnos desde que somos niños y soñamos grande, nos elevamos sin mirar el presente y comenzamos a vivir en un futuro lejano cargado de las opiniones del deber ser que escuchamos en los demás.
Permanecemos siendo niños pero, escondidos en una máscara de ego que simula ser madura, sabia, decisiva, cuando el niño que esta detrás no tiene ni idea de como usarla.
Y siendo niños seguimos visualizando todo lo brillante para nuestras vidas ¡Que no esta mal, porque lo merecemos!
Todo cambia cuando empezamos a escuchar a papá o a mamá diciéndonos lo terrible que es el mundo con ellos, y nuestros sueños empiezan a estrellarse y nuestra luz comienza a apagarse.
Porque empezamos a creer que hay algo mal afuera, empezamos a juzgar sin observar, nos privamos de opinar, de sentir y también de intentar cambiar.
Me alegra que el frío me despertara de mis recuerdos, porque lo que tengo bonito es mi hoy, reconociendo y agradeciendo la maravilla que me rodea.
Mis amigos, quienes si están libres de expectativas jamás me defraudarán. Mi pareja que si no la siento mía jamás me traicionará y mis hijos a quienes siento de la vida y los enseño a volar, pero con cuidado, con amor y con presencia.
El amor me enseña todo lo que se siente bonito, los latidos de mi corazón, el aire que entra y sale de mi, los sabores en mi lengua, las caricias, el cantar de los pájaros y la paz en mi interior.
No quiero en un mañana, quiero vivir mi hoy y solo eso.
¿Te gusto? Tengo mucho más para ti aquí.