Todo es verde intenso

Todo es verde intenso.

El día transcurre tranquilo como cualquier domingo en la vida de Diego, a pesar de que el calor del verano se cuela junto al sol por la ventana, él parece fresco frente a su consola de Play. 

Su habitación parece una nave espacial de todo los artículos tecnológicos que la componen, las pantallas en las que juegan casi abarcan toda la pared, tiene infinidad de controles y teclados sobre el escritorio y un desorden muy típico de un adolescente. 

Los audífonos lo mantienen aislado de toda la realidad, las bocinas y gritos de su apartamento y lo sumergen en un mundo de guerra, mientras él agita el control como si con eso pudiera disparar. 

De pronto, unos sonidos sin sentido interrumpen el juego de Diego, arruga el ceño tratando de interpretar si el ruido pertenece al nuevo nivel que acaba de pasar pero, parecen transmisiones de radio antiguas, que se cortan y que hacen inentendible lo que se quiere decir. 

—  ¡No entiendo! ¿Quien habla? — Pregunta Diego sin notar el tono de su voz por culpa de sus audífonos. 

Un segundo después todo lo que estaba encendido en la habitación de Diego se apaga, el chico se queda sorprendido mirando como la pantalla se pone negra y se lleva con ella todo su avance y suelta un rugido. 

Se lleva las manos a la cabeza enojado y cuando reclina su silla hacia atrás puede ver por la ventana que afuera la electricidad sigue igual, extrañado con el más servicio de electricidad sale de su habitación a ver que sucede, en la sala todo esta normal, su padre esta frente a la televisión y el ventilador le abanica como de costumbre, la pecera funciona bien, así que decide encaminarse al centro de electricidad del apartamento. Cuando abre la caja esta todo normal. 

— No puede ser — Dice al ver que todo esta normal, hay una pestaña con su nombre para reiniciar los circuitos así que lo hace, primero a la izquierda, luego a la derecha y se devuelve conforme a su cuarto. 

Al llegar a su escritorio sigue sin electricidad, suelta un soplido y busca su teléfono, en la cama con las sábanas aún revueltas, para llamar a su amigo Ronnie. 

— Hola… No, me quede sin electricidad… no sé qué pasó… Ten paciencia, lo arreglaré… Vale… te aviso.— 

Frustrado con su situación se tira de nuevo sobre la silla reclinable y termina dando un medio giro sobre ella con las manos sobre sus ojos en un mohín de estrés.

Con un suspiro los vuelve a abrir y en ese instante nota que algunas cosas en su CPU están movidas, por no decir destruidas, su cara de sorpresa se mezcla con el dolor y se acerca más, puede notar que varios de los componentes del equipo fueron arrancados. 

—¿Qué rayos?— Exclama en voz alta. 

Rebusca un poco más sobre su escritorio y se da cuenta que le falta su micrófono de pie y una grabadora, también una tarjeta de video. 

—Es que me han robado— grita y vuelve a llamar a su amigo mientras sale asustado del cuarto. — Ronnie, parecen que se han metido a mi casa y no me he dado cuenta — 

—¿De qué hablas? ¿Ahora? — 

— Si ahora, en lo que he ido a revisar los circuitos y he vuelto me han robado una grabadora, una memoria y un micrófono… — 

—Espera Diego… me estás diciendo que ¿se han llevado esas tonterías en vez de la consola y todo lo que te gastas?— 

—Si… si… así parece— Contesta nervioso. 

— Mira yo lo que creo es que el calor te esta afectando y ya no ves las cosas en tu desorden— 

—Quizás los ladrones están aquí adentro, Ronnie— Dice con la voz temblorosa. 

—Quizás los ladrones son unos elfos que quieren enseñarte a ser limpio— Lo regaña su amigo. 

Diego resopla ante el sarcástico comentario y se arma de valor, con un cuchillo en mano, para volver a entrar a su habitación. 

—Voy a entrar de nuevo, no cierres y cualquier situación llamas a la policía— 

— ¡Por el cielo, amigo!— 

Cuando Diego entra sigiloso a su habitación, lleva en la mano derecha el cuchillo empuñado y en la otra el teléfono, sus ojos color miel inspeccionan con rapidez la habitación hasta que chocan con algo verde intenso que desaparece de prisa. 

— ¿Y entonces, Diego? — Se escucha del otro lado de la línea. 

Cuando Diego llega a asomarse al otro lado del escritorio se topa con tres marcianos de color verde intenso y del tamaño de su mano, ahoga un grito de la impresión pero, antes de que pudiera reaccionar contra los chiquitines dos más iguales se le abalanzan a la cabeza junto con uno de sus trofeos. 

El golpe lo deja inconsciente de inmediato y el joven cae en el suelo a merced de una media docena de marcianos… 

Continuará…

Sí te gusto y quieres que continué déjame tu comentario aquí abajo, tu me motivas.

También, te dejo el link de otros de mis escritos para que te diviertas.

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3 comentarios

  1. Wow, no se vale yo quería saber porque se quedó sin electricidad evidentemente los marcianos le desconectaron todo, pero por qué? Bueno por la segunda parte pronto… Esto esta muy bueno.

  2. Definitivamente me encantó… Pero me quedé con las ganas de saber porque los marcianos le desconectaron la consola de video juego, esperó pronto salga la segunda parte…

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