Travesura apasionada.

Travesura apasionada

La noche comienza a caer y estoy muy nerviosa por mis planes, tamborileo mis dedos sobre la peinadora mientras espero atenta que mis padres se acuesten. Aún no he comenzado a arreglarme pero, tengo fé que el riesgo por mi primera travesura valdrá la pena. 

Me miro en el espejo y casi puedo notar el palpitar acelerado de mi corazón, mis mejillas están ruborizadas y hacen que resalte el color verdoso de mis ojos. 

No pasa demasiado tiempo cuando escucho la puerta de la habitación de mis padres cerrarse e inmediatamente me pongo en marcha, sacó la plancha del cabello, mi maquillaje completo y el vestido previamente elegido.

Comienzo mi tratamiento de embellecimiento personal con el que destaco mi corte de cabello moderno, mis ojos y mis labios, los cuales hago lucir mas grandes con el tono vino que va perfecto con mi negro vestido. 

Mi celular comienza a vibrar y se me agita el corazón, la adrenalina me recorre el cuerpo aunque no lo he visto a él. ¿Qué va a pasarme cuando lo vea? Respiro hondo e indago en las fotos de la fiesta que me han llegado al grupo de Whatsapp. 

De pronto me llega un mensaje de mi amiga “Ya llegue” me levanto de la cama de un brinco, miro la hora, 11:00 pm y me digo a mi misma que todo estará bien, aplico un poco de perfume en mi cuello, y me escabullo en la oscuridad de mi casa para que mis padres no noten que su hija de casi 18 años, se va a una fiesta en la que su amiga prometió que iba a conseguir sexo. 

Me subo al auto y nos vamos directo a la disco donde todo esta arreglado, casi todos los de mi clase están allí, esperando por su graduación y celebrando, también están algunos viejos alumnos entre ellos el chico de mis sueños. 

Ese que llevo años mirando tímidamente en el receso, ese que tan solo me lleva un año pero, soy incapaz de hablarle. 

Está noche, haré que eso cambie, mi amiga Deisy me enseñó lo que debo decirle y a coquetear también, estoy tan nerviosa que temo salir corriendo en cualquier momento. Pero, si se va lejos prefiero haberlo intentado que preguntarme el resto de mi vida que hubiese pasado si… 

El auto se detiene y me despierta de mi ansiosa visualización. En la entrada de la disco hay dos guardias enormes pero, me dejan entrar sin problemas, echando una mirada de refilón a mis curvas que no son exactamente de una chica que aun no cumple los 18 pero, estoy acostumbrada. 

Entró junto a Deisy y la música retumba en mis oídos, el reggaeton se mete bajo mi piel de inmediato y sé que esto me gusta. Las personas sonríen, beben y bailan con entusiasmo, se siente la química entre las personas por doquier, algunos se besan por aquí y otros se comen por allá, es increíble que me haya perdido esto por tanto tiempo. 

Aún así estoy intimidada, no es como si me incomodara, es solo inseguridad de no hacer lo que se espera, no sé bailar, tampoco conozco a mucha gente además de Deisy y los nervios comienzan a apoderarse de mi por lo que no puedo evitar mirar al suelo mientras camino. 

Deisy se alejó de mí, mientras me decía que adentro estaban mis compañeros y que me alcanzaba enseguida, por lo que seguí caminando cabizbaja y sin darme cuenta tropecé con alguien, regando su trago. 

– Perdón… Lo siento… – Grite sobre la música mientras levanto la mirada y me consigo con el impactante rostro de Arón, su mandíbula cuadrada, su piel tostada y sus ojos oscuros con las cejas que le dan ese toque curioso y sensual que siempre me han cautivado. 

Se me enreda la lengua torpemente cuando lo reconozco, y sé que empiezo a ruborizarme cuando él me sonríe y me muestra su dentadura perfecta. ¡Oh por Dios! acabo de derretirme, espero que no lo note. 

– Tranquila, conseguiré otro. – 

– Yo… yo te lo invito – Digo sin pensar y causó sorpresa en él, así que explico. – Fui yo quien lo derramó, así que te lo debo. – 

– Me parece muy justo, Marilyn. – Responde y me quedo helada con mi nombre entre sus labios. 

– ¿Me conoces? – 

– No, solo he preguntado tu nombre… Un gusto, soy Arón – Me extiende la mano. 

Trago con fuerza mientras intento que mis piernas no tiemblen frente a él y le estrecho la mano, firme y al mismo tiempo suave que se gasta. 

– Un gusto – Digo. 

– ¿Vamos? –

Su mano señala el camino hacía la barra y cuando me giró siento su mano en mi espalda

Llegamos al bar y él le pide al bartender un Whisky a las rocas, me pregunta si quiero algo y cuando niego con la cabeza se extraña. No tengo idea de que me gusta y no quiero pasar ese bochorno frente a él. 

En ese instante llega Deisy. 

– Hey… no te esperaba con tan buena compañía. – Suela sin pensar y yo abro mucho los ojos. – Te traje algo que te va a gustar – Me extiende un vaso rosa y yo lo tomo con desconfianza. 

– Gracias – Dice Aron al bartender y yo comienzo a rebuscar unos billetes en mi cartera para pagar y Deisy suelta otro comentario inoportuno.  

– ¿Aron, estás haciendo que Mari te pague el trago? – 

Noto como él se incomoda y le explico. 

– No… yo se lo tumbe y se lo debo. – 

– Bien… vamos a bailar después que pagues la deuda. – 

Pongo los ojos en blanco y me giró a pagar pero, ya el bartender se había marchado, siento como Arón se me acerca al oído y me dice. 

– Me gustaría bailar contigo – 

Todos los poros del lado derecho de mi cuerpo se despiertan, como si un fuego me recorriera desde la rodilla hasta la mandíbula, trato de disimular y solo asiento. 

Nos vamos los tres a la pista y comienzo a imitar los movimientos de Deisy, que son con la cadera muy suelta. ¿Cómo lo hace? Yo lo intento, no me sale tan mal, y a medida que me tomo el trago rosa todo comienza a fluir, sonrió con libertad a Arón y se que mi expresión tímida se ha ido y se ha cambiado por la de una Marilyn atrevida. 

Clavo mis ojos sin vergüenza en los suyos, y luego bajó a sus labios, finalmente a su torso, su camisa abierta deja ver un trozo de piel, acanelada, para mi delirante, paseo mis manos por mis caderas que se mueven al ritmo del reggaeton del momento, y las luces cambian de colores al compás haciendo el momento más enloquecedor. 

Estoy cansada, el sudor comienza a aparecer y Arón comienza a acercarse, hipnotizado con el poder de mis ojos verdosos, lo sé, son mi poder y el alcohol hace que los use sin discreción. 

Siendo como su brazo se agarra de mi cintura y me acerca a él, con delicadeza y decisión al mismo tiempo, luego acerca su rostro, mira mis labios y acaricia mi cara con la otra mano, para peinarme. ¡No lo resisto, como puede ser tan él! 

Me sonríe y mi cuerpo se despierta de nuevo, con una ola de calor que tensó mis poros, esta vez incluyendo mis pezones. Disfruto las sensaciones que deja su tacto, mi piel necesita más de él y mi cerebro ya no tiene juicio. 

Le sonrío de nuevo y sin pensarlo demasiado, paso mi lengua por mi labio superior, sutil, sensual y despierto en él un deseo que jamás imaginé que sentiría por mí. 

Me acercó a él esta vez con fuerza, y nuestros cuerpos se pegaron por completo, con su otra mano sujeto mi cabeza y yo me abrace a su cuello, sorprendiéndome con su estatura. 

Sus labios se acercaron despacio hacia mi mejilla, pero una pequeña parte de sus labios tocaron los míos y ya no pude contenerme, busque su boca y lo bese con pasión, sin control, me deje llevar por el ritmo de su labios y la curiosidad de su lengua, me deje besar por el chico de deseaba y por el resto de la noche me deje llevar por lo que la pasión indicaba sin razón, sin control.

Fin.

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1 comentario

  1. Muy entretenido Carla. Me encanta esta serie de relatos.

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